Como Nacieron Nuestros Bolsos Blasōn

“Todo empieza con una idea y una idea nace de la mente de alguien”.

En este caso BLASŌN nace como marca de bolsos hechos a mano, de las ideas de nuestra diseñadora Begoña Carretero, quién nos cuenta cómo empezó toda esta aventura de emprender un proyecto en el que la creatividad y la pasión por lo que hace se ve reflejada en cada detalle.

Mis raíces me ayudan a entender de dónde viene mi creatividad.

Dicen que mi habilidad manual, creatividad y detallismo me viene de mi bisabuela materna, la insigne “abuela Catalina”, dotada de un gusto exquisito, impropio de una habitante de la alejada isla de Fuerteventura de principios del siglo pasado. Ella era capaz de crear verdaderas obras de arte a partir de los materiales más insospechados de los que podía disponer en aquel remoto lugar de limitados recursos.

Mi carácter, lleva impreso el sello de mi padre, un castellano de raza pura. De él heredé, entre otras cosas, mi optimismo tranquilo, el entusiasmo, paciencia, perseverancia, la capacidad espacial para bocetar mis piezas y la inquietud por buscar constantemente ese “algo nuevo” que crear. Ambos atesoramos un gran “mundo interior”, enorme, privado y libre. En él encontramos refugio, respuestas, conciliación, paz … siempre “colocando muebles” y siempre bullendo ideas.

En mi caso, esas ideas han tendido por naturaleza a buscar la belleza en las cosas que me rodean.

Desde niña he pensado que las cosas bonitas encierran un poder cautivador, tan sutil como real. Un objeto bello siempre transmite, define y habla en nombre de la persona a quien pertenece. Es capaz de despertar en nosotros admiración, imaginación y emociones.

Siempre he estado creando y diseñando cosas de alguna forma: de muy pequeña quería ser alfarera y hacer jarrones, le hacía zapatillas de colores a los “clicks de famobil” (los ahora Playmobil) con los envoltorios metalizados de los bombones. Recuerdo unos primeros dibujos de gimnastas artísticas en movimiento, muy estilizadas, también camisetas pintadas que hacía para mis hermanas y amigas… De adolescente ya customizaba mi propia ropa e incluso me confeccioné alguna pieza (cosida a mano y sin saber patronar, ¡qué atrevida!). Terminada la carrera, empecé a diseñar accesorios de todo tipo y algunos objetos de decoración.

Cuando nacieron mis hijos me compré mi primera máquina de coser aprendí a manejarla confeccionando piezas de ajuar para bebés, personalizados según el estilo de las madres y la habitación del bebé. Al principio, como todo hasta ese momento, sólo los hacía para regalar a mis amigas, pero gustaban tanto que no paraban de llegarme encargos, así que vendí mis primeras piezas con aquella marca: miBbonita.

Diseñar bolsos fue sólo el siguiente proyecto que aterrizó en mi cabeza

Sin más pretensiones que todo lo anterior, simplemente hacer algo que cobraba cuerpo en mi imaginación y no encontraba en el mercado. Antes de terminar de confeccionar el primer BLASŌN definitivo, ya tenía encargos de algunas amigas… Tuvo tanto éxito y la acogida fue tan abrumadora, que decidí apostar por ello y lanzarme de lleno a la arriesgada y dura aventura de construir una marca y defenderla en un mercado tan saturado y competitivo, donde la diferenciación es clave, pero no suficiente.

El nombre de la marca surgió a raíz de una fiesta de cumpleaños de “Caballeros y Princesas” que le preparamos a nuestro hijo. Siempre cae en carnavales, así que los disfraces eran una premisa. Ese año me volqué especialmente en la decoración y le hice un montón de escudos heráldicos (también llamados “blasones”) con diferentes motivos en fieltro, para la entrada y las paredes de la casa, varias guirnaldas, pinchos para el picoteo, etc. Ahí fue cuando me documenté sobre la estética y significado de un ̈blasón” familiar.

Sólo dos meses después me encontraba dándole vueltas al nombre de la marca. Debía transmitir los mismos valores que las piezas que iba a representar… y tenía que empezar por B, por mi nombre. Sonaban varias propuestas, pero ninguna me terminada de convencer. Pasé a pensar en cómo destacaría la B en ese nombre y eso sí que lo tuve claro desde el principio: la enmarcaría en un escudo…

Entonces me vino a la cabeza la palabra que estaba buscando: BLASŌN.

Hubo un tiempo en el que el Blasón familiar dibujaba, más allá del reconocimiento de un linaje, su historia y virtudes, sus ideales y anhelos, sus gozos y sombras, sus honores y yerros… Representaba un “Código de Valores” al que los miembros del linaje debían honrar. Así, las damas de una época, luciendo el Blasón de su esposo bordado en el lado derecho de su vestido y el de su familia en el izquierdo, declaraban al mundo el modelo de principios que les definía por linaje.

Hoy en día, despojados de esa herencia familiar, es nuestra presencia quien nos define.

Una presencia fraguada a fuego lento a base de valores, experiencia, sensibilidad, esfuerzo y determinación.

Esta alquimia intransferible revela nuestro estilo único, habla de nosotros mostrando quienes somos, nuestra esencia… Nuestro BLASŌN

Es por esto que para mí cada bolso que hago es especial, ya que es una misma quien elige sus propia identidad, con la elección de colores y bordando las iniciales de su nombre, así consigo que su BLASŌN sea una pieza única que le define.

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