La Nueva Colección De Bolsos Inspirada En El Arte Japonés Kintsugi

Cuando era pequeña me encantaba ir a casa de mi bisabuela, de la que ya os hablé anteriormente. Aquella casa estaba repleta de objetos antiguos, que en la mayoría de casos habían sido restaurados incontables veces. De mi bisabuela, que era una mujer con mucha experiencia y hábil con las manos, aprendí que era posible restaurar o reutilizar cualquier objeto, si una ponía empeño y amor en ello. En nuestro mundo, esto parece casi un cuento chino, pues nos hemos acostumbrado a desechar cualquier cosa y reemplazarla por una nueva. ¿Para qué conservar un mueble viejo y remendado cuando puedo tenerlo brillante y nuevecito? Hace un par de años viajé a Japón y descubrí la técnica milenaria del Kintsugi, que consiste en la reparación de las fracturas de la cerámica mediante metales nobles.

Esto me devolvió a la casa de mi abuela y, dando rienda suelta a la imaginación, pensé que esta idea podía ser muy conveniente en los tiempos que corren.

Aquellos jarrones japoneses, lejos de parecer viejas antiguallas, se me presentaban como unos objetos llenos de dignidad, con el orgullo de desafiar el paso de tiempo sin esconder las “cicatrices” que éste dejó en ellos. ¿Cuántas veces nos miramos al espejo y rápidamente nos enjuiciamos a nosotras mismas, a través de los cánones estéticos de lo siempre nuevo e intacto? Pensé que todas teníamos mucho que aprender de aquellas cerámicas que, indiscutiblemente, poseían una belleza admirable. Pensé que esa belleza tenía que ver con la seguridad en sí misma, en una determinación por no dudar de una misma y en el coraje de amarse a una misma tal y como es.

Como un tributo al paso del tiempo, cristalicé estas ideas para tratar de devolver la belleza de la madurez al sitio que le corresponde. Esas cicatrices que quedan en la piel, ¿acaso no reflejan una sabiduría ganada con el paso de los años? ¿No hay en todo ello una distinción y elegancia que refleja el desarrollo de lo que todavía es incipiente y está por madurar? Entonces decidí que debía contribuir a la transmisión de esta idea a través de BLASŌN.

Es así como nació la colección Kintsugi de BLASŌN, un proyecto cuyo diseño se inspira en la idea de la reparación de la cerámica, aplicada en este caso a la tela. En este link puedes ver los diferentes tejidos que te proponemos para la colección de Verano, y que esperamos renovar en la próxima colección de Otoño-Invierno. Todos los tejidos han sido seleccionados con cariño, de acuerdo a la tradición japonesa, por lo que destacan el tatami, la flor japonesa, de Kimono o el verde agua claro.

En el diseño de la colección Kintsugi, nos hemos inspirado en el origen de la historia de esta milenaria técnica. Se dice que el shogun Ashikaga Yoshimasa, a finales del siglo XV, encomendó la tarea de reparar dos de sus tazones de té favoritos a unos artesanos chinos. A su vuelta, y para su asombro, descubrió que los tazones habían sido rematados con un par de grapas. Y la ejecución le pareció chapucera a Ashikaga Yoshimasa. Por ello, volvió a encomendar esta tarea a unos artesanos japoneses, que devolvieron las piezas perfectamente reparadas, en lo que constituía una verdadera obra de arte. En BLASŌN, hemos seguido la estela de el trabajo de dichos artesanos japoneses, pues no se trata de unificar simplemente unos pedazos de tela, sino de establecer un diseño que respete el buen acabado final, con un sentido unitario entre el todo y las partes.

Este ha sido en todo caso nuestro empeño en el diseño de los bolsos, y estamos seguras de que lo vas a saber apreciar.

Como es tradición en BLASŌN, podrás personalizar tu propio bolso, escogiendo tus colores favoritos, con el tipo de piel y seleccionando entre los diferentes bordados con tus propias iniciales. De esta manera, podrás tener una pieza única, con la que te sientas representada y tu identidad se vea de esta manera reflejada. Además, en BLASŌN entendemos el bolso como un complemento que te acompañará durante toda la vida y, por ello, esta colección Kintsugi tiene sin duda un simbolismo doblemente pertinente, por la idea inicial de la belleza de lo que perdura.

Aunque de pequeña quería ser yo alfarera, tomé finalmente otros caminos. Pero por ello mismo, este proyecto significa mucho para mí, pues he podido reinterpretar una técnica propia de la tradición alfarera, y reinventarla a través de la aplicación a la costura. No tuve la suerte de conocer a mi bisabuela, pero su influencia sigue vigente en la colección Kintsugi de BLASŌN, pues su filosofía se manifiesta en cada uno de los bolsos, en forma del trabajo hecho a mano, la idea de la restauración, la personalidad propia y el amor por lo que una hace y es.

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